Tomè una hoja de papel para escribir mi propio epitafio. Esto saliò;
Porque mi cabeza es un lìo
Porque no hago nada
Porque no voy a ningùn lado
Porque odio la vida
Porque realmente la odio
Porque no la puedo soportar
Porque no tengo amor
Porque no quiero amor
Porque los ruidos estàn en mì
Poque no soy un good ol`estùpido
Sepan pues que morirè
Adiòs adiòs a todos
Y sigan mi ejemplo.
Tras firmar con letras claras y grandes, lo colguè --muy visible-- en la pared. Comencè a silbar.
Buscando el revòlver.
Fragmento del libro de Jose Agustin "La tumba". paginas 126-127.
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